Hace unos días recibí una noticia que me produce sentimientos opuestos: mi hermano "del medio" se casa en dos semanas (!!!!). Matías tiene 22 años y hace 3 meses (!!!!) que está de novio con quien será su esposa (!!!!).
La noticia llegó hace apenas tres semanas a mi casa. Para todos en mi familia, la novia de Matías era otra chica... pero no estábamos enterados de que ahora él tenía otra novia y mucho menos que la cosa era para casamiento!.
Entonces, el primer sentimiento que me viene es que está loco, qué cómo se va a casar tan rápido y apresuradamente! que no puede querer casarse llevando una relación de sólo tres meses! y que posiblemente hoy haya casamiento y mañana divorcio.... ahhh... por el otro lado, el amor, las relaciones entre las personas y la vida misma es impredecible y misteriosa. Pienso que no hay que prejuzgar a la suerte y que Matías merece ser feliz, por lo que si él quiere casarse, todos tenemos que estar contentos y desearle lo mejor y hacer todo lo posible para que sea una fecha inolvidable.
Mis viejos no lo pueden creer todavía. Íntimamente se oponen y sienten que todo va a fracaso. Ya se lo dijeron a Matías, pero igual lo apoyarán y no se van a oponer.
En eso son consecuentes con las convicciones que nos transmitieron desde chicos: nosotros somos libres de elegir nuestra carrera, nuestra vida y con quién vivirla. Y están dando grandes muestras de eso tanto conmigo como con Matías. Pero no por eso van a dejar de sentir amargura por lo que juzgan una decisión inmeditada y riesgoza para Matías, y está muy bien que se lo digan.
En fin... el futuro sólo lo conoce Dios. No dejo de tener esos sentimientos encontrados, pero sé que tienen que prevalecer mis mejores deseos para Matías y su futura mujer y la emoción de vivir ese momento tan importante con él y apoyarlo en sus decisiones, aunque yo piense distinto.
Ahhh... es fuerte para mí esto.
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