Otra vez me siento sobrecargado y al borde del abismo adrenalínico en el que (me) pone la participación.
Otra vez me siento un malabarista tratando de mantener en el aire muchas cosas importantes para mí, mientras el reloj pone un poco más de velocidad a los malabares.
Pero también me siento que no avanzo... como en una arena movediza, donde mi esfuerzo y mis movimientos me mantienen en el mismo lugar o me hunden más.
Estoy desorganizado. Mi gran problema es organizarme. Tengo casi todo lo que quiero, incluida la suerte, pero no puedo disfrutarlo todo como debería por mi dificultad para organizarme.
La espada de Damócles pende sobre mi cabeza. Debo actuar rápido y con eficacia. Tengo que reunir algunas piezas de mi rompecabezas y ensamblarlas.
Kamchatka ataca Alaska...
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