A continuación pego una nota publicada en http://www.ellasvirtual.com/history/mensual.htm una revista sobre asuntos de la mujer. La nota es sobre una joven amiga mía de Panamá Tania:
EL PERSONAJE
‘Joven, a mi manera’
Tania Rodríguez
Poca gente con 22 años de edad está tan segura de lo que quiere como Tania Rodríguez. Para hacerlo saber levanta su voz en conferencias internacionales a favor de los derechos de los jóvenes.
(Nota de Roxana Muñoz)
A una edad en que la mayoría de los seres humanos se preocupa más por memorizar canciones y ensayar nuevos peinados, Tania Rodríguez estaba participando en foros regionales para hablar a favor de los derechos de la juventud y de la mujer.
Y aunque nada tiene en contra de pasarla bien, asegura que hay muchas maneras de ser joven, “no solo es estar a la moda”.
Con jeans, mochila al hombro y muy poco maquillaje. Encaja perfectamente en la descripción de una universitaria de 22 años, que está haciendo su tesis.
Pero su edad cronológica no compagina con su extenso currículum que incluye trabajo de oficina en una cooperativa, proyectos de enseñanza en el Colegio Javier, asistencia a seminarios y conferencias en México, Colombia, Cuba, Nueva York y Egipto, además de trabajo voluntario en APLAFA.
Activista desde la casa
La barriada Nueva Riviera en Pedregal surgió gracias a un esfuerzo colectivo. Sus habitantes se unieron en una cooperativa para obtener un sistema sanitario de drenaje de aguas negras y lograr que se asfaltara la calle, entre otras mejoras.
A ese lugar llegó a vivir la familia de Tania hace veinte años. Sus padres se integraron a la comunidad y en especial su madre, Remi, quedó involucrada en todas las comisiones posibles: de salud, educación y también en las tareas de la iglesia.
A los 16 años Tania se integró al proyecto juvenil de Nueva Identidad donde su mamá participaba. Era una organización con objetivos a favor de la mujer.
Para incorporar a los jóvenes introdujeron un espacio para el teatro, donde el profesor universitario Daniel Candel empezó a adiestrar a los chicos y chicas, que eran más de cincuenta.
En uno de los proyectos Tania interpretó el monólogo de Kathy, una joven con una hermana adolescente embarazada.
En ese entonces, ella era muy callada en clases. Pero no por eso dejaba de hacerse preguntas. Le inquietaban las relaciones entre jóvenes, donde sentía que había mucho que no se le decía.
Conocía muchachas preocupadas porque el novio, a través de la prueba de amor, las presionaba para tener sexo. Con los pocos elementos que había adquirido en las charlas a las que asistía, Tania solía decirles que no se dejaran influenciar, pues al fin y al cabo eran dueñas de su cuerpo.
Entre su casa en Pedregal y la escuela en Pueblo Nuevo, le quedaba en el camino APLAFA, en San Miguelito.
Empezó a hacer parada en ese lugar para participar en un programa de capacitación de salud sexual y reproductiva.
A los 17 años se va a México, donde se integra a la Red Latinoamericana y Caribeña “Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos”.
En esa reunión se dio cuenta de que no era la única con inquietudes, que muchos jóvenes estaban trabajando en sus países. De paso, conoció psicólogos, médicos y trabajadoras sociales. Allí germinó la idea de ser trabajadora social.
En esa reunión, los jóvenes decidieron que no bastaba con el trabajo, muchas veces anónimo en sus comunidades, tenían que asistir a los lugares donde se tomaban las decisiones.
A los 17 años estuvo en Nueva York en el proceso de evaluación de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, conocida como Beijing.
Un año después, entró a colaborar con el padre Roberto Martínez en el Colegio Javier. Trabajaba en los talleres de formación de servicio social.
Sentarse ante los niños y decirles “los niños pueden cocinar; las niñas pueden ser bomberas” le resultó una tarea muy agradable.
De tú a tú
No es fácil ser escuchado cuando se tiene 17 años, menos si los oyentes son especialistas con doctorados.
A Tania no le quedó de otra si quería establecer su punto: que los jóvenes tienen que participar en los proyectos que se hacen para ellos. No solo es preguntarles al final, sino incluirlos en el inicio de la propuesta.
Su proyecto de graduación, previsto para sustentar este año, es una evaluación de los servicios de atención integral que se brindan a jóvenes en un centro de salud de Colón.
En este proyecto lleva más de medio año. Dos veces por semana viaja a Colón. Aspira a que los jóvenes participen de centros como éste, en el papel de consejeros y de gestores de proyecto, que no todo quede en manos de los adultos.
Tania dice que los jóvenes no deben ser discriminados por su falta de experiencia. Además, insiste, hay que cambiar la idea de lo que es un joven. “No solo la chica de la urbe que va a la universidad es joven, también lo es aquella muchacha que en la comarca se casa a los 20 años. Y todas estas personas deben incluirse en el tema de juventud”.
Y para rematar, feminista
Otra de sus trincheras es el feminismo. “Soy feminista, para mí significa ser una mujer comprometida 24 horas al día con los derechos de las mujeres, entendiendo la diversidad de las mujeres. El feminismo es una propuesta política y una forma de sensibilidad”.
Ella sabe que sobre esta postura pesan los estereotipos. “Hombres y mujeres creen que las feministas odiamos a los hombres o nunca vamos al salón de belleza, eso es falso”.
En su entender, el feminismo ha cuestionado lo que ser mujer significa, y ha impulsado la aprobación de legislación a favor del género femenino.
Más allá de las leyes, los estereotipos persisten. Para las mujeres sigue siendo decisión del hombre escoger cuándo y cómo se va a tener sexo. Las mujeres no saben que este aspecto se puede negociar con su pareja.
Los hombres, aun los que hoy tienen 22 años, se asustan ante una mujer decidida.
Durante el último proceso de revisión Beiging +10, en marzo de este año, pudo constatar que en cuanto a derechos de salud sexual y reproductiva no todo es avance.
Países como Estados Unidos tienen en su agenda la abstinencia como principal estrategia de educación sexual para los jóvenes.
Para esta activista, la abstinencia es solo una opción. “Los jóvenes panameños deben tener la mayor cantidad de información posible para poder asumir una sexualidad responsable”.
Aleyda Terán, asesora de tesis de Tania, ve en esta alumna el ejemplo de una joven comprometida con un ideal de vida y de mundo, que aunque encuentra a veces oposición hacia sus ideas, insiste en defender su punto de vista con argumentos.
Tal vez esto sea así porque, como dice Tania, “la única forma de pelear por un derecho es creer que de verdad lo mereces”.
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