El domingo 20 Conail y yo fuimos a la archihistórica ciudad de Cartago. Nos tomamos un taxi para ir, pero luego conoceríamos la fantástica línea de trenes que recorre toda la zona, saliendo y llegando desde el centro de la ciudad de Túnez, y para mejor: para los delegados, era gratis :D.
Bueno, llegamos a Cartago, caminamos un poco por el pueblo, dominado por casas de clase alta, hasta llegar a las míticas ruinas! Impresiona estar caminando entre columnas, restos de edificaciones, etc, ahí, a orillas de un Mediterráneo de un color celeste verdoso que emociona.
Recorrimos tres parques museos -totalmente gratuitos presentando nuestra credencial de la WSIS- con diferentes ruinas -Púnicas y Romanas- y luego una caminata por la costanera mediterránea.
Al atardecer, nos tomamos el tren y tras una hora de recorrido, llegamos nuevamente al centro de Túnez. Allí nos recibieron millones y millones de gorriones en la arboleda de la avenida principal (algo así como una 9 de Julio, pero en la que el obelisco tiene un reloj en la punta). El alboroto que hacen los millones de gorriones en las copas de los árboles es algo nunca visto/oído. Es un ruido hipnotizador que tapa cualquier otro sonido de la avenida. Y creanme... hay millones de gorriones cantando al mismo tiempo.
Cerca del hotel, nos detuvimos en una confitería y nos tomamos un café y disfrutamos del canto y el vuelo de los gorriones sobre el cielo de la avenida, la gente de todo el mundo caminando por ahí (es una avenida con los principales hoteles y confiterías). Luego del café, nos fuimos al hotel y tuvimos una discusión con los increíbles tunecinos acerca de cuántas personas habían estado alojadas en nuestra habitación y que nos tenían que cobrar el lugar extra de una tercera persona que JAMÁS estuvo en nuestro cuarto! Luego de media hora de dimes y diretes, aceptaron que sólo fuimos dos los habitantes de la habitación.
Descansamos un rato, salimos a cenar y luego fuimos a un bar a tomar unas cervezas y ver un poco más de las costumbres tunecinas de los bares sólo para hombres... todo muy lindo hasta que alguien, bastante borracho (todos ahí ya estaban bastante pasaditos), le dijo algo a otro y se armó una guerra campal en el bar con vuelo de sillas y botellas incluidos... así que en cuanto vimos que nuestra integridad estaba seriamente comprometida... nos dimos cuenta de que era "time to go!".
Volvimos al hotel y a dormir!
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