Ya en nuestro último día en Túnez, hicimos el check out en el hotel, aunque dejamos todos los bolsos y demás a cuidado de la recepción y nos fuimos en tren hasta Sidi Bou Said y luego a La Goulette. Dos ciudades que a una hora y 20 de tren desde Túnez.
Sidi Bou Said es un pueblo muy pintoresco con grandes playas en el Mediterráneo, donde todo es a dos colores: paredes blancas y puertas y ventanas azul-celestes.
Llegamos para la hora del almuerzo, por lo que fuimos a un restaurant que pintaba ser barato... y efectivamente lo fue (bueno.. barato para un país en el que los precios son muy similares a 1 dinar un dólar.. con lo cual 1 dólar es nada de plata allá).
Sin dudas lo más espectacular, emocionante, subyugante y muchos otros adjetivos que ponen la piel de gallina, fue ver al mediterráneo desde las lomas de la ciudad y bajar a las playas y... mojar mis pies en el mismísimo Mar Mediterráneo, hogar de dioses, leyendas, ciudades y héroes!!!!!!!! Para las lágrimas! Ahh.. me sentí un nene, apurado para sacarme las zapatillas y pedir que me sacaran una foto con los pies en el mar :D
Puedo decir que mis pies se mojaron de un lado y del otro del Mediterráneo (en 1996, puse mis pies en la Costa Azul de Niza, en Francia).
En fin... impresionante vivencia personal.
Luego nos tomamos el tren hasta La Goulette, un pueblo que tiene poco para ver, que no sean mezquitas, una antigua muralla y un monumento relacionado con el paso de los franceses por Túnez.
Tomamos el tren de vuelta, ya atardeciendo y nos fuimos al aeropuerto, donde nos encontramos con Nick, que tenía el mismo vuelo de Túnez a Londres que Conail y yo. Tomamos unas cervezas, charlamos sobre los maravillosos días que pasamos y Nick nos hizo la gestión para tener reservas de hotel en Londres, al llegar.
Luego del avión a Londres y la noche de bed and breakfast vendría mi experiencia londinense... pero eso va en el siguiente post... :D
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