Qué felicidad, cuánta emoción... qué día para el recuerdo!
Desde que tengo uso de razón anhelaba que nevara en Buenos Aires y desde la primaria nos decían que "la humedad del Río de la Plata hace imposible que nieve" y que el registro histórico nos remontaba a 1918, con la famosa foto de la Plaza de Mayo toda de blanco.
Siempre esperé este día. No sé por qué.. tal vez por ese anhelo de los imposibles? Conocí la nieve en Bariloche, justo para la mayor nevada de la década, en 1995 y fui feliz, con mi grupo de amigos del secundario. Después la disfrutaría en Francia, Suiza, Austria, Lietchenstein, Alemania y Canadá en diferentes viajes. Pero ninguna será tan especial como la de hoy: la nevada imposible. La nevada que, de inédita, hacía pensar si no sería radiactiva, como la de Juan Solo, el Eternauta.
En fin, feliz. Seguramente no tanto como Oscar, mi vecino, que en sus cuarentaytantos nunca vio la nieve más que en la tele y hoy parecía un nene jugando, riendo, mirando al cielo con los brazos levantados diciendo "ya me puedo morir tranquilo".
Un día para el recuerdo. Un día para la historia. Al menos, para mi historia.
Les dejo el slideshow con fotos de la nevada en Lomas de Zamora:
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