¡Quién diría! Candidateado por mi universidad, la gloriosa Universidad Abierta Interamericana -UAI- (Gracias absolutas a la directora de la carrera, Jessica Ferradás y al decano de la facultad, Román Tambini), acepté el desafío de hacer todo el proceso de admisión en la bien "high" y allá-a-lo-lejos Universidad de San Andrés.
Lo hice por varias razones: la primera, una maestría y más todavía, la maestría en periodismo de San Andrés-Clarín, me parecía una oportunidad única de formación académica a la que de otra manera nunca hubiera aspirado, simplemente por inalcanzable para mi bolsillo. La segunda razón, quizás más fuerte que la primera: tengo el "no" difícil y si me proponen algo así, en lo único que pienso es en honrar la confianza depositada y no decepcionar. Así que con pocas esperanzas, pero dispuesto a poner todo el esfuerzo, me metí en el baile.
Primero vino algo de papeleo, luego el examen de ingreso (evalúan el manejo de temas de actualidad, la redacción y la jerarquización de la información). Todo esto en diciembre, mientras terminaba de cursar la carrera y rendía los últimos finales. Así que pronto me olvidé del asunto.
En enero, mientras estaba en Jujuy, reviso el email y tenía un mensaje de la maestría notificándome que había aprobado el examen de ingreso y que la siguiente fase de la admisión era una entrevista personal. Tuve la entrevista personal, en la que charlé sobre mi experiencia en el periodismo y mis motivaciones para hacer la maestría, entre algún que otro tema. A los pocos días recibí otro correo: había sido admitido!!! :D No lo podía creer.
Sin embargo, faltaba otra etapa tan importante como la anterior: tramitar la beca. Los horarios de la maestría impiden desarrollar una actividad laboral cotidiana, así que yo tenía que renunciar a la redacción de ElArgentino.com, lo que significaría que renunciaba a mi principal sustento económico.
Junté el enorme papeleo para solicitar la beca y tuve una entrevista con una asistente social. Finalmente logré la beca y acá estoy, pasando gran parte del día metido en la maestría, pensando en la maestría, haciendo para la maestría y cansado por la maestría, esperando las vacaciones.
Lo mejor, quiero destacar, son las y los compañeros. Son quienes me dan ánimo para ir cada día.
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